Cinema Mentiré

Gracias al cine, la mayoría de gente supo que este planeta alguna vez estuvo poblado por reptiles gigantescos. Aquellos fósiles de los museos se hubieran demorado millones de años en provocar aquella fascinación general por los monstruos del pasado. El primer encuentro entre ojos humanos y un triceratops data de los comienzos del cine. Antes de “Jurassic Park” (1993) y sus paleontólogos del ADN, la morada de estas criaturas ahora imposibles debía estar en algún confín del mundo, aislado del tiempo de los homo sapiens. Tal vez aquel lugar podía estar próximo a algún pueblito del desierto de México, habitado por vaqueros angloparlantes diestros con el lazo y niños que hacen cualquier trabajo por un peso, como ocurre en “The Valley of Gwangi” (1969). La película de dinosaurios de Ray Harryhausen con formato de western.

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