La nación clandestina

Una metáfora cinematográfica puede contener varios libros de antropología. Las naciones clandestinas que pueblan Latinoamérica se funden al calor de los siglos, se contaminan con cautela o se repelen a pedradas. Un hombre aymara retorna a la pureza. Su existencia, mermada por el desprecio de su origen y después por la traición, se inmola en honor de su comunidad. Sebastián, el expulsado, ejecuta el Danzanti, una danza inmemorial que ya casi nadie recuerda. El baile debe concluir con la muerte del ejecutante, exhausto bajo atuendos coloridos y una pesada máscara de diablo.

“La nación clandestina” (1989) es posiblemente la mejor película hecha en Bolivia, un país donde la expresión cinematográfica es mediana y esporádica, como sucede en buena parte de América Latina. La formación de su director, Jorge Sanjines, fue resultado de una época donde un importante sector de las artes tenía inculcado un compromiso político: alentar a las masas hacia la Revolución. Con esta intención, el cine, como la literatura o la pintura, era concebido como el hacha que rompiera el hielo de la pasividad en el espectador. En los setenta, liderando el Grupo Ukamaru, Sanjines realizó sus primeros trabajos ensayando una visión socialista del mundo indígena y sus problemas. La narrativa de su cine favorecía el distanciamiento antes de la seducción del relato, y el protagonismo colectivo por encima de los avatares de un héroe. Naturalmente, los tiranuelos de uniforme tomaron nota y el Grupo Ukamaru sufrió persecución. Sanjines partió al exilio pero continuó realizando películas con comunidades campesinas en el Perú y Ecuador. Tiempo después, cuando la dictadura de turno perdía fuerza, Sanjines retornó a Bolivia con un cine igual de combativo pero con mayor complejidad formal. “La nación clandestina”, su obra definitiva, estaba por venir. La película se realizó gracias al apoyo financiero de instituciones de Europa y Japón, pero su factura es netamente autóctona. Con total libertad en el guión y holgado de tiempo para la producción, Sanjines se concentró en las contradicciones del mundo andino a través de un relato contundente y magníficamente ejecutado.

La acción se centra en un individuo que simboliza una colectividad originaria, pero clandestina ante el Sistema. El tema es el desarraigo de Sebastián, nacido en una comunidad aymara pero entregado desde la infancia a los patrones de la ciudad. Inevitablemente el haber crecido alejado de su comunidad y habiendo sido objeto de racismo, hicieron de Sebastián un renegado de su origen. En La Paz, Sebastián decide cambiar su apellido Mamani por Maisman, por el caché extranjero. Todo esto es evocando en una escena, la primera de la película, en la cual los familiares lamentan el menosprecio de Sebastián, pero reconocen ser ellos los primeros culpables.

Entre los mestizos, la vida de Sebastián transcurre entre el servilismo a los paramilitares, que defienden intereses antipopulares, y la degradación mediante el abuso del alcohol. Es justamente en una cantina donde su hermano Vicente, profesor de escuela todavía unido a su comunidad, lo encuentra para darle la noticia que dará otro giro a su vida. Su padre ha fallecido y ahora es requerido por su madre para cultivar la tierra. Entonces Sebastián decide retornar, se hace campesino y consigue esposa. En poco tiempo se gana la confianza de su gente y, gracias a sus anteriores vínculos con La Paz, lo eligen jefe de la comunidad. Pero el viejo trauma del desarraigo lo hace ahora proclive a la tentación de la corrupción. Se beneficia personalmente de ayuda extranjera y oculta información a su comunidad para impedir que esta se movilice políticamente. Al ser descubierto Sebastián es humillado públicamente y es expulsado de por vida. Nuevamente en La Paz, el remordimiento lo persigue, su regreso a la vida urbana está vacío de sentido. Desesperado encuentra como único medio de expiación la antiquísima tradición del Danzanti, que recuerda haber presenciado de niño, donde el ejecutante baila hasta la extenuación y muere en honor de su comunidad. Con una enorme máscara a cuestas, cual Cristo con su Cruz, Sebastián emprende su retorno final al orígen, atravesando un país nuevamente agitado por golpes de Estado y persecuciones políticas.

“La nación clandestina”, una producción de bajo presupuesto, de actores no profesionales y con más de la mitad de los diálogos hablados en aymara, fue todo un éxito de crítica y público. Al otro lado del charco, en Europa, el jurado del Festival de San Sebastián la premió con la Concha de Oro. Mientras tanto al interior de Bolivia, el propio Sanjines la proyectaba en escuelas y plazas.

Además de su argumento envolvente que logra la identificación de un público comúnmente ajeno al cine, el pueblo aymara, “La nación clandestina” se destaca por ser experimental en lo formal, en el afán de aproximarse al arte del cine desde una visión indígena. La noción andina del tiempo donde los sucesos no acontecen en línea recta, sino como parte de un devenir cíclico; y su memoria colectiva, que no organiza los recuerdos en orden cronológico, encuentran correlato en la estructura del film mediante la alteración de los tiempos. Mientras la mitad del film transcurre, el último viaje de Sebastián hacia su comunidad; la otra parte, las razones y la experiencia del desarraigo, transcurre entremezclada. Cada escena es mostrada mediante lo que Sanjines llamó “el plano secuencia integral”, tomas largas sin cortes que abarcan diferentes acercamientos y ángulos, integrando a los personajes con su medio y evocando la colectividad andina. Si bien estos recursos no son invento nuevo, resultan sorprendentes por su armonía con este relato de contradicciones. “La nación clandestina” juega con varios extremos, el aislamiento y la aculturación, el bien común y el destino individual, pero el más provocador es quizá el paso del ser alienado a conformar parte de una memoria colectiva.

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9 comentarios:

Anónimo dijo...

es interesante ver este tipode peliculas, y es importante que la nombres,la voy a bajar del emule, el audio ¿sera bueno?

cmp dijo...

Excelente pelicula, Andrés, de acuerdo contigo, rescato la estremecedora escena en que la gente que vive en los cerros de la Paz sienten los disparos y detonacines de la guerra desatada en el llano. O esa otra donde la tierra le entrega los fusiles a la habitantes de la comunidad de Sebastián.

Saludos

tania returns dijo...

Hace una semana (o dos) caímos en este blog, desde entonces lo marcamos y leemos desde el google readers.

Y aunque no hemos tenido todo el tiempo que quisiéramos para revisar los "especiales" y otros -de los muchos- títulos que nos llaman la atención, etc; ya nos consta que es un blog muy bueno...

Esta de "La nación clandestina", nos dejó pasmados. En serio Andrés, haces es un gran trabajo.

Bueno, ya. Como sea estaremos de vuelta.

salud pues!

-martín

emulamundi(a)gmail.com

Mario J. Gordillo Torres dijo...

Me bajé la peliícula y voy a verla en estos días, la estaba buscando hace tiempo ya que no llegué a verla en una de las primeras ediciones del Festival de Cine de Lima. Muchas gracias!

Alvaro G. Loayza dijo...

Es quizás, y como tu dices, la mejor película del cine boliviano, además de la crudeza de su temática, el matrimonio que realiza Sanjinés entre su formalismo cinematográfico y la cosmovisión andina (de ver el pasado de frente y no de espaldas) es maravilloso.
Saludos desde La Paz!!!

Kikis dijo...

y respecto a la fotografía, qué tal va ésta película? alguna opinión

Edwin Velásquez dijo...

Excelente artículo, excelente redacción, muchas gracias por escribirlo, saludos desde Bolivia.

Giacomo dijo...

La nación clandestina es sin duda una gran pelicula. Pero además, como boliviano, debo decir que es una gran aporte cinematográfico para la Historia e historiografía de mi país. Gracias a la magia del cine (y aunque sea la pelicula de bajo presupuesto) se logró expresar un concepto claro y profundo, además de capturar la esencia de la idea que se buscaba expresar: la realidad del indio boliviano dentro de un periodo histórico determinado. Felicitaciones por el blog, son muy buenos comentarios y el trabajo que estás haciendo es verdaderamente digno de elogiar.

cara menggugurkan kandungan dijo...

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