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Se me permita hacer una pausa (otra), para mencionar que este blog de cine que se actualiza a velocidad de caracol acaba de cumplir sus primeros 100 posts. Es una insignificancia considerando que la Tetona de Fellini existe desde el 2006, cuando sólo existían unos cuantos cientos de blogs de cine y tiempos en los que incluso cuando me demoraba mucho en postear (osea siempre), algún lector alguna vez me recriminó mi periocidad dilatada. Ahora puedo irme a dormir un año y nadie pregunta por el próximo número.
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Los juguetes de Zeus
Los dioses jugando con muñequitos de arcilla. Cada uno representa a un mortal sobre el cual caerá la fortuna o la ruina, según el ánimo del jugador. Me impresionó que con el mismo antojo con que yo fusilaba a mis soldaditos de plástico, en “Furia de Titanes” (“Clash of the titans”, 1981), matiné televisiva dominical de mi infancia, los dioses disparaban contra los hombres maldiciones y monstruos.
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El secreto de la pirámide

Sembrando cinefilia infantil

Al borde de la decepción, me propusieron que el curso se ofreciera gratis, como para ver qué tal sale. Dos semanas después ya teníamos 20 matriculados y hubieran seguido inscribiéndose si no hubiéramos puesto el tope ahí. Por un momento entré en pánico al ver que era inminente que estaría a cargo de 20 chiquillos por dos horas durante ocho clases. Pero las cosas salieron mucho mejor de lo imaginado. Para comenzar eso de enseñar cine a niños es un “juego de niños”. Lo primero que hice fue pasarles un cuestionario sobre sus preferencias cinematográficas y lo último que vieron en el cine. Aunque mayoritariamente están al tanto del cine de animación, hubo quien había visto “El sustituto” de Clint Eastwood. Imagínense, una niñita de 10 años, Daniela, cuyos “irresponsables” padres permitieron ver tremendo drama. Inmediatamente supe, lo que ya sospechaba, que los alumnos están tan familiarizados con el lenguaje audiovisual que un curso de apreciación debía ser un viaje hacia la diversidad que ese placer ya conocido tenía para ofrecerles.

Lástima que no todos los alumnos inscritos al inicio llegaron hasta la última clase. Quizá se debió a la poca importancia que le dan algunos padres a lo que no les costó abrir la billetera. En fin fue una gran experiencia que quisiera repetir y mejorar, por ejemplo, mi capacidad de improvisar en mis explicaciones. Estamos buscando otras instituciones o municipalidades que puedan estar interesadas en ofrecer este mismo curso a los niños de su comunidad. Que yo sepa esto no se ha hecho antes en Lima. Una herramienta de comunicación tan poderosa como el cine no se debe tomar a la ligera como pretenden hacernos creer lo que hacen películas “para niños”. Así que si trabajas o sabes de alguna organización que pudiera estar interesada, pásame la voz…
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Nuevo empleo con cine club incluido

Naturalmente, el trabajo en el Centro Cultural de San Marcos es viajar laboralmente a otro mundo: el laberíntico y de rotación lenta, planeta Estatal. Pero el deseo de cambiar en actividades me venía persiguiendo desde hace tiempo y me gusta que esté tomando este rumbo relacionado al cine. El trabajo consiste en ocuparme de coordinar muestras de cine sea en la Universidad o en acuerdo con otras instituciones. Además de hacerme cargo de un cine club en la Casona de San Marcos, en el centro de Lima.

Otra particularidad es que este cine club tiene un público fiel, algunos de ellos incluso acuden a las funciones elegantemente vestidos. Se trata de alrededor treinta personas: señores de la “tercera edad”, ampliamente mayoritarios, que tienen el hábito de ver un clásico los jueves y viernes a un precio sumamente módico, son poco tolerantes con los defectos de proyección y hasta uno de ellos ha proclamado su abierta antipatía por el cine francés (¡las francesas no valen nada!). Completan la concurrencia oficinistas de terno y cinefilia, y uno que otro estudiante de la Universidad que se aventura por el Centro.
Todavía sigo encantado con la acogedora sala que disponemos: una platea y mezzanine con pisos de madera y 78 butacas rojas. Es decir, un cine club en rigor, “a la antigua” pero con proyector digital, y con una tarifa que es un gesto de exagerada modestia: General: S/. 2, Adulto Mayor: S/.1,50 y Estudiantes (con carnet, eso sí): S/.1,0o, precios más cómodos que el pasaje del micro.

Las películas que restan para Octubre, cada función incluye una sesuda presentación previa con esenciales apuntes histórico-sociales-artísticos a cargo de quien escribe, son:
- Jueves 23: “La invasión de los suplantadores de cuerpos” (1956)
- Viernes 24: “Mondo Cane” (1962)
- Jueves 30: “Faster Pussycat Kill! Kill!” (1965)
- Viernes 31: “El increíble hombre menguante” (1957)
Todas las funciones van a la 6:00 pm en el Auditorio de la Casona de San Marcos (Parque Universitario, Centro de Lima). Así que si vives en Lima y no te alcanza ni para un dvd pirata pero quieres ver una buena película, entonces take a walk on the wild side.

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Volvemos en primavera

Pero lo estamos volviendo a intentar. Sarmarquino que me lees (por si me lees) ¡ hay un puñado de películas de ciencia ficción de los 50´s tratando de llegar a tí ! Remando entre los escobros de muros universitarios. ¡Que el desgaste de las preciosas horas de vida del proyector de la Biblioteca no sean en vano! Así que tú estudiante necesitado de un pretexto para no ir a clases, aquí te damos refugio.
En fin, tenemos nuevas fechas algunas por la mañana y otras por la tarde como queriendo tentar a todo el alumnado. Ingresan dos nuevas películas para completar un ciclo como debe ser. Estas son el super clásico "Invasión of The Body Snatchers" (1956), inexplicablemente obviado en la primera selección, y la otra es una de las primeras películas de Ray Harryhausen, maestro de la animación stop-motion, "20 Million Miles to Earth" (1957) o en su más elocuente título en español, "La bestia de otro planeta". Y con esta película arrancamos el miércoles 10 de septiembre a las 5:00 pm, en la sala de conferencias de la Bilblioteca Central de San Marcos. Aquí el afiche con todas las fechas. Ingreso libre, naturalmente.

Artículos relacionados:
- Especial: Los pasatiempos de la histeria, sesudo análisis del género y la época.
- La sociedad alienígena sobre "Invasión of the body snatchers"(1956)
- Pesadilla doméstica sobre la "La mosca" (1958)
- La tetona de Fellini en versión en cine-club donde comenzó .
La Tetona de Fellini en versión cine-club

Me alegra especialmente que esto suceda en la Universidad de donde egresé como comunicador en el 2003, pues fue en San Marcos donde yo descubrí el placer interminable de apreciar el cine. En este momento muchos estudiantes están por hacer el mismo descubrimiento y me da gusto estar de vuelta para inducirlos en la adicción total. Esta sala, aún sin nombre (acepto sugerencias), tendrá una orientación a un cine que no llamaría “raro” pero si “alternativo” y poco divulgado. He visto que en la Universidad hay cine clubs con carteleras comprometidas, clasicistas o hasta comerciales, así que no vendría mal otra con un menú más zafado. En fin, algo así como el blog pero con ecran.
Sin embargo, el ánimo de muchos sanmarquinos no es muy relajado por estos días como para irse al cine. San Marcos es una institución con una tradición longeva, fue la primera que fundaron los españoles en América, y naturalmente desde siempre ha sido la Universidad estatal más importante del Perú. Por lo tanto, la comunidad universitaria es muy fuerte en defender su posición ante todo tema que la afecte. Sucede que desde hace años la Municipalidad quiere construir un anillo vial para descongestionar el tráfico de los alrededores pero para eso necesita terrenos que pertenecen a la Ciudad Universitaria. La actual rectoría cedió los terrenos, como pago de tributos en deuda, y las obras ya se iniciaron hace meses. Los estudiantes plantean que se puede rediseñar la obra sin necesidad de ocupar parte de la Universidad. Pero hasta ahora no hay acuerdos, la obra continúa y ya parte de los muros han sido derribados. El mes pasado una protesta de estudiantes fue reprimida ferozmente por la policía. La policía ingresó ilegalmente, y a punta de bombas lagrimógenas y garrotes, persiguió a los manifestantes incluso hasta el interior de las aulas de clases (!), para golpear y detener a varios estudiantes. Hace tiempo que en San Marcos no ocurría una cosa semejante. Así que se vive un clima de tensión por el peligro que la polémica se siga tornando violenta.

¡Y yo aquí con este proyecto! Pero, bien, en una Universidad siempre hay gente para todo y así debe ser. Absolutamente desligado de la coyuntura, como siempre, vamos a comenzar con un ciclo de cine de Ciencia Ficción de los 50´s. Hace un tiempo publiqué un Especial: “Los pasatiempos de la histeria” sobre este momento en la historia del cine, recolecté más de diez películas, leí y escribí bastante al respecto. Así que ya lo tengo todo listo. He elegido 5 películas para este ciclo llamado naturalmente: “¡Vigilen los cielos!” (no vaya a caerte una piedra). Dos de las películas no llegaron a entrar en el Especial porque todavía no habían llegado a mí y son: “El increíble hombre menguante” (1957) y “La mosca” (1958), deliciosos ejemplares del género que recomiendo sobremanera. La primera función es este jueves 19 de Junio, a las 5:00 pm en la Sala de Conferencias de la Biblioteca Central, ingreso libre. Aquí el afiche con la programación, pasen la voz (click para ampliar):

Viajando por el Cono Sur

Lo que hace más interesante este viaje de trabajo es que a continuación tomaré vacaciones y seguiré viajando por mi cuenta. Recorreré parte del Cono Sur de Sudamérica. El 26 de enero parto hacia la frontera de Bolivia con Argentina. A partir de allí planeo visitar Salta, Córdova, Entre Ríos, Buenos Aires y Mendoza, luego ingresaré a Santiago de Chile y, tal vez, haré una última parada en La Serena, para continuar hacia el norte de regreso al Perú, donde me espera, el 17 de febrero, un boleto aéreo de regreso a Lima y a mi dulce rutina. Les cuento esto simplemente porque, en cuanto a conocidos o amigos a lo largo del trayecto, estoy completamente desamparado. Si algún lector de este blog me quiere acompañar a tomar un café o una cerveza en alguna de aquellas ciudades, y tener una conversación sobre cine o cualquier cosa (como, por ejemplo, qué hacer en aquel lugar) le estaré muy agradecido. Para los demás, les anuncio que La Tetona de Fellini entra nuevamente en suspensión hasta que logre volver a mi computadora, en mi departamento en Lima, cuyo alquiler este mes es un total desperdicio.
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Gigantes en miniatura

Gana King Kong. Cuando escribí hace meses sobre “Gojira” (1954), la primera cinta de Godzilla, y supe que buena parte de su prolífica saga salía del Japón para ser reensamblada en versiones norteamericanas (adaptación para un público que no había perdido la Guerra), imaginé que la mayor deformación, el divorcio definitivo entre ambas versiones estaría en “King Kong Vs. Godzilla” por las nacionalidades, antiguas rivales, que se encontraban en el título. ¿Qué espléndida justificación para el juego de palabras habría resultado? Pero no, King Kong gana una versión tras otra. Parece que cuando dos fieras fantásticas se agarran a golpes, la victoria debe recaer en el que tenga algún resquicio de humanidad. Godzilla, aunque autóctono, no simpatizaba con mamíferos. Entonces “King Kong Vs. Godzilla” es simplemente un experimento comercial directo y auto consciente. Cualquier lectura política posible sobre Godzilla con esta película se extinguió totalmente, ahora la irrealidad era absoluta y rentable.

El requisito mínimo de la “parte dramática” de “King Kong Vs. Godzilla” es, obviamente, hacer que ambos se encuentren. King Kong no había hecho una nueva aparición desde su debut en 1933, pero se le recordaba muy bien. Godzilla, inventado a mediados de los cincuenta, contaba con dos apariciones previas, multitudinarias en el Japón y después, en versión aligerada, en los Estados Unidos. Sin embargo, la realización de esta “pelea del siglo” contaba con un presupuesto demasiado endeble para el peso de los contrincantes. Después de la gruesa tajada que se destinó a comprar de los derechos de King Kong a la RKO, no quedó solvencia suficiente como para revivir al Gran Gorila en su animación stop-motion originaria. El secreto del gigantismo consistió, entonces, en un señor acalorado bajo un disfraz. Todo lo que pisoteaban o derribaban a manotazos, en realidad estaba construido a pequeña escala con innoble cartón. Los primeros planos revelaban la imperturbabilidad de las máscaras y en cada forcejeo entre los protagonistas se echaba mano apurada a cuanto ingenio se había inventado para simular la acción de un coloso sobre la pequeñez urbana. Se hace uso abundante de un blue screen arcaico que remienda backgrounds sobre actores reaccionando ante lo imaginario. Una irrealidad que exhibía sus remaches a todo momento, aunque encantado pudo haber quedado su público con escenas como la sedación de King Kong mediante el ritmo de tambores de su perdida isla. Todo para que afloje la mano y libere a una japonesita chillona. Por su parte, las secuencias de diálogo contribuyen al relajo haciendo alusión a lo único que puede importar: quién triunfará antes que aparezcan los créditos. Un personaje tira una moneda y se reserva el resultado.










Viaje alrededor de un nombre

Hoy, mi cumpleaños ya está a muchas horas de distancia (18 de Junio). Decidí que este nuevo encuentro con “Dersu Uzala” no podía ser en solitario, por eso esperé hasta que fuera posible congregar a otros alrededor de una película de dos horas y media. Finalmente, cuando la justificación cumpleañera ya no existía, la ví con mi novia Juana y mi hermano menor, Vladimir. Como pasó conmigo la primera vez, mi hermano cayó completamente dormido.

Dersu es el arquetipo del hombre fusionado a la naturaleza. Toda su familia fue víctima de la viruela, por eso Dersu vaga solitario por la taiga cazando (con extraordinaria puntería) lo indispensable para continuar su existencia austera. Conoce como ninguno las señales del bosque, capta los mensajes de la naturaleza y de su multitud de “gentes”. Para él todo fenómeno natural tiene ánimo y anuncia algo. Es bondadoso por instinto y se sorprende de la ambición y el egoísmo. Todo esto fascinó al Capitán Arseniev y ambos entablarían una profunda amistad. Este encuentro entre dos opuestos, la civilización y la naturaleza, es precisamente tema principal del film. Solos en la taiga, el Capitán y su expedición no habrían sobrevivido. Por eso, Dersu inmediatamente se vuelve esencial. Incluso salva la vida del Capitán en una magnifica escena (la única que recordaba desde los seis años) en la que en medio de una tormenta helada, Dersu logra levantar un refugio utilizando hierbas y el teodolito del Capitán. Sin embargo, para Dersu el mundo de la ciudad no puede significar ningún bien. Cuando comienza a perder la vista, el anciano acepta la invitación de vivir en la casa de su amigo. Pero allí se sentirá infeliz, incapaz de entender las reglas de la convivencia urbana. Decide, entonces, regresar al bosque pero no imagina que llevará consigo lo que sería una trágica intromisión del progreso: un rifle moderno que Arseniev le obsequia.

Pero si alguna identificación con Dersu es factible, inevitable sería pensar en mi madre, que eligió este nombre fascinada por un personaje cuya filosofía, a su manera, ella siguió durante toda su vida. Mi mamá desde joven fue apasionada de la medicina natural. La estudió y practicó con éxito muchas veces. Su estilo de vida estaba guiado por la certeza de que si tu cuerpo se sentía bien, ningún pesar racional o emocional podía derribarte. Con esta visión ejerció variedad de habilidades y oficios, ninguno de ellos sentada frente a un escritorio: nadadora, actriz, profesora de teatro (principalmente), instructora de yoga y tai chi. Pero fue un infortunio, de esos malos de verdad, el que la inmovilizaría. Le descubrieron un cáncer de seno cuyo tratamiento la obligó a recurrir a la medicina tradicional, en la que nunca confió, y peor aún, en una de sus formas más agresivas, la quimioterapia. Meses después, la enfermedad se complicó sorpresiva y drásticamente. Sobrevinieron increíbles dolores de cabeza y su capacidad para caminar quedo muy afectada. Tuvo que ser hospitalizada durante casi un mes. Al salir de alta, enflaquecida y en silla de ruedas pero algo más restablecida, se propuso seguir combatiendo el cáncer con el tratamiento natural más radical de su vida. De acuerdo a lo indicado por su médico naturista, tomaba extractos cada hora, vitaminas e infusiones de hierbas chinas. Mostró signos de mejora y hubiera seguido adelante si la enfermedad no hubiese estado tan avanzada y su cuerpo tan debilitado por quimios y radioterapias. Falleció en Abril, a los cincuenta y un años. En su mente, inclusivo en agonía, sé que una tenue esperanza de sanar se mantenía encendida.

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