Revelaciones de una máscara


A Julio Escalante, amigo y cinéfilo omnívoro.

Santo, el Enmascarado de Plata, quien fuera el único superhéroe latinoamericano de cobertura planetaria, vencedor de la estética y el bajo presupuesto, campeón del kitsch, catarsis dominguera y solución fornida contra las pesadillas. Un hombre que de tanto luchar contra el anonimato se convirtió en ídolo anónimo. Un rostro que necesitaba ocultarse para ser reconocido. Icono de la cultura de masas, película tras película, el Santo forjaría su mayor milagro: hacer que lo pésimo se vuelva clásico.

Sup.Grabado del mexicano Demián Flores.
Inf.Fotograma de "El hacha diabólica" (1964)

I. La verdad enmascarada. El hombre


En 1917, en Tulancingo, México, nació Rodolfo Guzmán Huerta, el hombre que después llamarían El Santo. Desde la niñez, él y sus hermanos se dedican al deporte y pronto la lucha libre se vuelve un medio de subsistencia. Su primera dupla en el ring la hace con su hermano Miguel “Black” Guzmán; Rodolfo se hace llamar, todavía sin coberturas, simplemente Rudy Guzmán. El triunfo no era visible en los locales casi en penumbras donde comenzaría su carrera. Un toque de misterio ayuda a ser recordado, le aconsejan. Guzmán se pone una máscara oscura (¿roja?) y se presenta como el Hombre Rojo. El cambio de identidad no cuaja. Guzmán prueba suerte después como El Enmascarado y El Demonio Negro pero aún nadie recuerda su nombre. Con la imaginación exhausta, se rebautiza como Murciélago II, en honor al luchador Jesús “Murciélago” Velásquez, pero el homenajeado reclama por el plagio y se le prohíbe usar el nombre. Aquella contrariedad, según cuenta su hijo Victor Guzmán, lo afectó tanto que le hizo pensar en un prematuro retiro.

Pronto una elección, llamémosle fortuita, sería crucial para su despegue a los cielos. El matchmaker, Jesús Lomelín, con quién ya trabajaba, le propone integrar un equipo de luchadores de atuendo plateado. Para resolver su problema de identidad, Lomelín le sugiere tres caminos: El Angel, El Diablo o El Santo. Este último también inspirado en otro héroe, pero en este caso ficticio: Simon Templar, alias The Saint, protagonista de las novelas policiales de Leslie Charteris. Sin derechos de autor que se interpongan, el 26 de junio de 1942 en la Arena México, Rodolfo Guzmán se asume definitivamente como El Santo y a la máscara plateada como única bandera.

“La Venganza de La Llorona” (1974)
Sin embargo, Santo, todavía incoherente con la beatitud de su nombre, sigue actuando como un “chico malo” del ring, luchador que no escatima puntapiés, piquetes a los ojos y se ensaña con el caído. Los aficionados aullaban de entusiasmo pero las pifias eran siempre el último aplauso para los “rudos”. Entonces para sellar su conversión hacia el éxito, Santo decide volverse “técnico”, es decir, un luchador para quién la maña prevalece sobre la artimaña. A partir de ahora su carrera se elevará sin obstáculos. La experiencia y talento hicieron de Santo un contendor de respeto que lograría, en mítico match, arrancar la máscara a Black Shadow, su clásico rival por aquellos años. La ovación sería incesante. Rápidamente Santo arrasará con cinturones, trofeos, títulos nacionales y mundiales, máscaras y cabelleras. Pero aún en la cima de su popularidad, como figura máxima de la lucha libre mexicana, aguardan sorpresas. A principios de los cuarenta, el historietista José G. Cruz alquila su imagen para la serie “Santo, el Enmascarado de Plata” y el luchador inicia una nueva conversión: ícono masivo.

Santo sería desde ese momento un superhéroe de carne y hueso, ídolo de las arenas y del folletín de a peso. Pronto el cine, como era de esperarse, afinó la vista y alistó el bolsillo. A los 41 años (1958), Santo participa en su primer film rodado en Cuba. Durante casi todos los años que le quedan de vida, Santo se haría estrella de hasta 53 películas. La exhibición, espontánea o actuada, de su habilidad se combinaba con el encanto de las fantasías de bajo presupuesto. Hoy Santo es (mucho más que el Sub Comandante Marcos) el enmascarado mexicano más famoso del mundo. Al único que hubieran permitido sacar un pasaporte con máscara.

“Santo en el Museo de Cera” (1963)
Santo ocultó el rostro de Rodolfo Guzmán con gran celo. No hubo contrincante o paparazzi que lograra develar su cara a la luz pública, excepto en una ocasión que fue su despedida. A los sesenta y siete años (1984) aparece en un programa de entrevistas llamado Contrapunto, sin advertirlo previamente, según cuentan, Santo reveló brevemente su envejecido rostro. Fue un momento único para generaciones de seguidores. Una semana después, luego de una lucha de exhibición, Santo, exhausto, muere de un paro cardiaco. Las calles se llenan del interés por contemplarlo en el féretro, donde yace con la máscara puesta. En Tulancingo primero y después en Ciudad de México se erigen monumentos.

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"Santo en la Venganza de La Llorona" (1974)

"Santo en la Venganza de La Llorona" (1974)
"Santo en el Museo de Cera" (1963)
"Las momias de Guanajuato" (1970)

"Santo contra los Jinetes del Terror" (1970)

"Santo vs. La Invasión de los Marcianos" (1966)
"Santo en la Venganza de La Llorona" (1974)

II. Evangelio de El Santo. Perfil del héroe

Atracción principal en las arenas y héroe de ficción en sus ratos libres. Santo, el enmascarado con la cara más conocida de México, una vez campeón absoluto, se tejió una nueva máscara. Película tras película, forjaría una identidad alternativa: la del anónimo justiciero. Un superhombre de fantasía tan real que los domingos los fanáticos podían ir a verlo luchar. Una figura familiar cuyo encanto, sin embargo, estaba en el misterio. Santo es un héroe sin origen, sin historia ni explicaciones. El catálogo de sus hazañas sobrehumanas se extravía entre títulos como “Santo contra los cazadores de cabezas” (1969) o “La venganza de la Llorona” (1975).

“Santo en el Museo de Cera” (1963)
Como héroe, Santo se adhirió a los valores más elevados. Bondad pertinaz, incorruptibilidad, excelente disposición para arriesgar la vida por el próximo, ágil capacidad de deducción, manso catolicismo, que, junto con su gran destreza física, fueron dotes que compensaron de sobra su falta de carisma. Pero la virtud que dio a su nombre sentido literal fue su invencible humildad. Desinteresado del agradecimiento y el relumbrón, Santo se aparta de todos tras una máscara. Enemigo de los discursos, más bien lacónico, una vez resuelto el aprieto, Santo salta sobre su Jaguar descapotado y pisa el acelerador.

Pero un disfraz más que dar camuflaje crea distinción. Su físico de mediana estatura, de extremidades delgadas y articuladas a un tórax consistente, se cubrió de notoriedad para los coliseos y las pantallas. La vestimenta clásica del Santo incluye, además de la máscara, una capa roja con lineas doradas, pantalonetas y botas plateadas. Con el tiempo nuevas prendas se agregaron a su guardarropa: ternos y corbatas (“Santo en el Tesoro de Drácula”, 1968), abrigadores pulloveres (“Santo y Blue Demon contra Drácula y el Hombre Lobo”,1972), frescas camisas de safari (“Santo en la Venganza de la Momia”, 1970), entre otros atuendos que acompañaron su omnipresente máscara.
“Santo en la Venganza de la Momia” (1970)
Como la bondad no es recurso suficiente para ejercer el bien, Santo, un superhéroe de a pie, tiene como poderes primordiales su fuerza y habilidad. Fiel a su credo de no hacer daño, Santó desactivó las amenazas del mal a fuerza de llaves de lucha libre. Pero existió una excepción. De costumbre desdeñoso de las armas de fuego, Santo tuvo que recurrir a ellas en una ocasión. En “Las momias de Guanajuato” (1970), la pandilla zombie, invulnerable a patadas y cachetadas, retomó el sueño eterno por acción del fuego que les arrojó Santo con lanzallamas. Pecadillo que puede cometer hasta un santo.

Si bien el intelecto del Santo destaca por su rapidez para urdir soluciones, frecuentemente trabaja en colaboración con científicos, doctores, arqueólogos, hechiceros y agentes policiales. Naturalmente, enfrentar a tan amplia gama de enemigos, la mayoría de ellos seres imposibles, requiere la competencia de asesores. Santo se opuso a vampiresas maquilladas, zombies rechonchos, brujas coloniales, científicos resentidos, atléticos marcianos, leprosos fugitivos, espectros vengativos, monstruos clásicos como Drácula y autóctonos como las momias de Guanajuato y la Llorona. Sin contar con la escoria humana de todos los días: secuestradores, degolladores, capos del crimen, profanadores de tumbas, cerebros del mal y damiselas nefastas. Derrotarlos nunca fue tarea fácil, a la sencillez de sus poderes se contrapusieron artilugios tecnológicos, trampas e invocaciones demoníacas. Innumerables veces Santo fue atacado a traición, asaltado en grupo, agijoneado con cuchillos, golpeado hasta la inconsciencia y hasta dado por muerto. Pero siempre tuvo un segundo round de la victoria justo antes que termine la película.
“Santo en El Tesoro de Drácula” (1968)

¿Su origen? Varias películas sugieren que Santo no tiene principio o fin. En “Santo contra el Rey del Crimen” (1961), un niño hace el juramento de convertirse en un luchador justiciero al heredar la legendaria máscara de su padre inválido. Por el estilo pero con un giro fantástico, películas como “Santo Vs. Las Mujeres Vampiro” (1962), “El Hacha Diabólica” (1965) confirman que desde generaciones remotas alguien porta la máscara de plata. El Santo del siglo XX sería descendiente de aquella estirpe heroica y su máscara representaría su compromiso y pedigrí. Sin embargo, justamente por su importancia, la máscara es también su punto débil. Santo se arriesga constantemente a perderla, la revelación de su rostro humano significaría la muerte del héroe. Afortunadamente, eso nunca sucedió. Es más, el Santo de la ficción posiblemente no tenía rostro que ocultar. Cuando por fin lograron arrancarle la máscara en “Santo Vs. La Invasión de los Marcianos” (1966) descubrimos que llevaba otra debajo. Bajo aquella seguramente había otra más y así hasta el infinito. Si es así, nunca lo sabremos, ni su más feroz enemigo tendrá una segunda oportunidad.

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"Santo contra los Jinetes del Terror" (1970)

"Las momias de Guanajuato" (1970)
"Santo en la Venganza de La Llorona" (1974)

"Santo contra los Jinetes del Terror" (1970)

“Santo contra Las Mujeres Vampiro” (1962)

“Santo en El Tesoro de Drácula” (1968)

III. Un ídolo de bajo presupuesto. El cine de El Santo

Antes de celuloide, Santo, el héroe, fue de papel. José G. Cruz, uno de los creadores de la historieta en México, comenzó a garabatear su mitología. Su serie “Santo, el enmascarado de plata”, una suerte de fotonovela y comic iniciada en 1948, hizo de Rodolfo Guzmán un hombre muy ocupado. A medida que el tiraje se disparaba (llegaría a más de un millón) y el cine, destino inevitable, se avistaba en su camino, Rodolfo Guzmán debía encarnar a Santo como una figura de la farándula, además de mantener su prestigio deportivo. El personaje y el hombre llevaban existencias simultáneas y mezcladas. Cada vez iba quedando menos tiempo para sacarse la máscara y ventilar la cara.
“Santo contra los Zombies” (1961)

José G. Cruz hizo de Santo el salvador en un mundo amenazado por asesinos demenciales y criaturas satánicas. La inspiración estaba en el aire, desde el norte soplaba una cultura de masas nutrida por comics y películas Serie B. Cuando Santo dejó de prestar su imagen al historietista y se pasó a las productoras cinematográficas, nadie dudó que las películas debían seguir explotando la línea fantástica que los mexicanos ya amaban.

El gran éxito del comic, junto con la popularidad de las primeras transmisiones televisivas de lucha, aseguraban que la conversión de Santo en estrella de cine sería un negocio venturoso. Curiosamente, el héroe debutaría dos veces. El personaje apareció por primera vez en el cine (“El enmascarado de plata”, 1952) interpretado por otro luchador, conocido como el Médico Asesino. Su debut propiamente dicha tendría lugar en 1958, casualmente en la Cuba pre-Castro, locación frecuente de producciones de bajo presupuesto. Pero no lo seguiría siendo por mucho tiempo: los rebeldes tomarían el poder días después de concluidos “Santo contra Cerebro del Mal” (1958) y “Santo contra los Hombres Infernales” (1958), sus dos primeros films rodados en simultáneo.
“El hacha diabólica” (1964)

Santo nunca se consideró a sí mismo un actor y eso salta a la vista en sus 53 películas. Cuando no luchaba en el ring o aporreaba a los malvados de turno, Santo se desplazaba pesadamente por los sets. Un hombre enmascarado doblemente inexpresivo. Sus parlamentos, generalmente parcos, eran doblados por un actor. Esta voz sustituta, serena y paternal, era parte del maquillaje de héroe. Con el tiempo, Santo iría desinteresándose aún más de la molestia de memorizar líneas. Total, después alguien se encargaba de volverlas a decir y el desfase en la edición no parecía un problema.

En sus películas los títulos constituían toda una promesa. Anunciaban al nuevo y delirante antagonista que retaría al héroe, como en los carteles de lucha, y de paso adelantaban la trama. El espectáculo venía aderezado en ocasiones con números de canto y mujeres bellas que a veces se desnudaban como aliciente extra para los mercados internacionales. “Santo en el Tesoro de Drácula”, por ejemplo, con los insertos respectivos se exhibió fuera de México como “El Vampiro y el Sexo”. Sin embargo, el atractivo constante siempre fueron las luchas. Ningún aprieto argumental sería tan poderoso como para distraer a Santo de la disciplina del ring. Con una mínima de tres encuentros por película (sin contar los forcejeos en exteriores e interiores), la trama entraba en receso para dar protagonismo a los “candados”, medias Nelson, quebradoras, “ochos” y patadas voladoras. Eran largas secuencias filmadas en vivo con un público efervescente donde con frecuencia hacían dupla con el Santo otros luchadores, con máscara o sin ella, como Blue Demon, Mil Máscaras, Black Shadow, Cavernario Galindo o Mantequilla Nápoles. En más de una oportunidad, zombies, hombres lobo y espectros se infiltraron en el ring para retar a Santo con trucos antirreglamentarios y patadas a traición.
“Santo contra Las Mujeres Vampiro” (1962)

Las películas del Santo hicieron del bajo presupuesto toda una estética. Castillos góticos expresados con maquetas de cartón, laboratorios equipados con sustancias burbujeantes y discos que giraban sin motivo, y monstruos que se derretían con el calor de las luces. Requerimientos de un guión que por lo general desconocía imposibles y despreciaba explicaciones. Era entretenimiento pensado para el disfrute de las salas “piojo” a lo largo de México (llamadas así obviamente por la fauna de sus butacas), despreocupado del desdén de los críticos.

Por más de dos décadas, el cine del Santo se reprodujo a buen ritmo con su precaria factura pero gran rentabilidad. Para millones, Santo era la experiencia cinematográfica más frecuente, sobre todo en los pueblos donde, en los sesentas, la televisión todavía era cosa de adinerados. Gracias a ese público agradecido y fiel, que creció con sus películas, Santo es el sueño más exaltado de la industria mexicana del cine que dio sustento económico a cientos de trabajadores. Su popularidad se expandió muy lejos de su origen. En Turquía, por ejemplo, incluso se realizó una película “no oficial” del Santo, “3 Dev Adam” (1973). En esta cinta el Enmascarado de Plata, ya integrante del panteón internacional de superhéroes, hace dupla con el Capitán América para detener a un malvado Hombre Araña. El Santo apócrifo se asemeja mucho al original, la máscara lo hace todo. Un superhéroe a la medida de países de bajo presupuesto.
“Santo en la Venganza de la Momia” (1970)

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“Santo en la Venganza de la Momia” (1970)

“Santo contra los Zombies” (1961)

“Santo contra los Zombies” (1961)

"Santo en la Venganza de La Llorona" (1974)

“Santo en El Tesoro de Drácula” (1968)

"Las momias de Guanajuato" (1970)
“Santo en El Tesoro de Drácula” (1968)

IV. Las esenciales de El Santo
Estas cinco películas son elegidas como “esenciales” en base a mi visión de un total de diez, lo que es poco para una filmografía tan extensa, pero algo vale. Mi única fuente, el Emule, no puede proveerme de la mayoría. Intenté rastrear a las más recomendadas pero descubrí que no hay mucha unanimidad en cuanto a las mejores. La mayoría recibe un promedio regular o son desconocidas. Es curioso que lo más detallado que hay en Internet sobre las películas del Santo está escrito en francés e inglés. Por último, pregunté a los mexicanos y con toda la información seleccioné a las diez más prometedoras. Hasta ahora nadie, que yo sepa, ha puesto su subjetividad a trabajar en un ranking de las cinco mejores del Santo. Aquí las proclamamos descaradamente:

5. “Santo contra los Jinetes del Terror” (1970)

Santo montado a caballo y vistiendo mallas. Santo en un Western único en su especie, cuyo título alternativo fue “Los leprosos y el sexo”. Efectivamente, como fugitivos de un panfleto bíblico, un grupo de leprosos aterroriza un pueblo. Problema por el cual Santo es convocado. Sin embargo, el “sexo” no lo encontré por ninguna parte. Es más, casi no hay mujeres en esta varonil historia de vaqueros y desfigurados.

Prófugos de un sanatorio, los leprosos se aprovechan de su mala fama y peor aspecto para sobrevivir en libertad robando granjas. La gente protesta y la autoridad llama al Santo. Mientras tanto, delincuentes locales se asocian con los leprosos para facilitar sus propios atracos. Los enfermos sólo quieren vivir en libertad. Camerino, el líder, les ofrece además la mitad del botín.

Santo llega no sólo con la bondad y la fuerza, sino también con las novedades científicas. En ese pueblo remoto nadie sabía que la lepra ya tenía cura. Ahora el problema será vencer con llaves de lucha libre a quienes portan espuelas y escopetas.

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4. “Santo contra Las Mujeres Vampiro” (1962)


Si alguna de las muchas películas que rodó el Santo puede considerarse un clásico de la Serie B latinoamericana, posiblemente sea “Santo contra las Mujeres Vampiro” (1962). La barra del Santo se volvió multilingue, la película fue doblada a varios idiomas. Este nuevo revoltijo de fantasía y luchas, daría al Santo muchos seguidores en Estados Unidos y Europa, y a sus villanas más recordadas: vampiresas al estilo reinas de belleza mexicanas.

En esta aventura gótica, mortuorias mujeres vampiros surgen de sus tumbas y recuperan las buenas carnes y el peinado con apenas un sorbo de sangre humana. Tres fornidos vampiros son resucitados también en vista que, de más está decir, el Santo nunca pelearía contra mujeres. El objetivo es secuestrar a la joven Diana, elegida para la próxima reencarnación de la reina de los vampiros. Conocedor de esta profecía, el profesor Orlof solicita ayuda del Santo para proteger a su hija. El Enmascarado hará que las lozanas vampiresas se arruguen nuevamente.

“Santo Vs. Las Mujeres Vampiro” es un buen ejemplo del periodo clásico de la filmografía del Santo. Filmada en blanco y negro, el Santo en su atuendo original de capa, harta imaginería folletinesca y quizá los efectos especiales de bajo presupuesto más delicados de toda la carrera del Santo, por decir algo.

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3. “El Hacha Diabólica” (1965)


Esta película es especial por varias razones. El Santo, como muy rara vez, está involucrado emocionalmente con la historia. Es más, todo el argumento es un asunto personal. En una escena inusual, Santo se desenmascara por amor. De espaldas a la cámara, y hecho por un doble, Santo se muestra a su novia. “Tú serás la primera y la última en verlo”, le dice. Pero ya sabemos que Santo controla perfectamente sus emociones como para hacer de esto otra cosa que no sea una película de fantasía y luchas.

Por si fuera poco, “El Hacha Diabólica” inicia la acción con Santo dentro de un ataúd, en la noche de su entierro. La película propone que el origen del héroe se remonta a tiempos coloniales, en aquella tumba estaría siendo sepultado el primer Enmascarado de Plata. Su rival, el Encapuchado Negro, jura que lo perseguiría a través de generaciones para saciar venganza. Siglos después, su fantasma reaparece en pleno ring blandiendo un hacha ("diabólica", como se explicará luego) contra un inadvertido Santo.

Para ponerse al tanto de los pormenores, Santo tendrá incluso que viajar en el tiempo. Así se entera que una mujer, Isabel de Aragón, desencadenó pasiones, duelos a espada, un pacto satánico y la transformación mágica de los dos pretendientes, Santo y el Encapuchado Negro. Todo un ensayo de génesis para un héroe con una partida de nacimiento borrosa. Su sucesor, el Hijo del Santo, tiene a esta película entre sus favoritas, ¡que esperan para bajarla!.

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2. “Santo en el Museo de Cera” (1963)

Muy entretenido paseo por la Ciencia Ficción a la mexicana, inspirada en la original gringa pero estelarizada por Santo, su héroe más autóctono. Un film con escenas nocturnas, sets de cartón y esa atmósfera Serie B de sus primeras películas. Los más dignos esfuerzos de maquillaje logrados en producción del Santo alguna. Una económica galería de monstruos, representada por maniquíes y actores haciendo su mejor intento por permanecer inmóviles.

El misterio de la trama es la desaparición de personas alrededor del Museo de Cera, que dirige el Dr. Karol, hombre ya misterioso por su cuenta. Queriendo demostrar su inocencia, Karol solicita protección del Santo. Mientras tanto trabaja en secreto en su próximo proyecto: una figura de cera de la mujer pantera. El detalle es que la materia prima son personas reales. Una joven periodista será secuestrada para ser convertida a golpe de cera hirviente en otro clásico engendro, junto con Frankenstein, Mr. Hyde y el Hombre Lobo. “Odio la belleza por eso creo monstruos”, asevera el Dr. Karol a su víctima. Pero Santo irrumpe en escena para echar la cera encima de los malos.

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1. “Santo vs. La Invasión de los Marcianos” (1966)


En lo personal, la mejor de todas. Quizá en agradecimiento por el divertidísimo momento que pasé viéndola estoy escribiendo este especial. Conocí al Santo en pantalla grande gracias a la muestra de cine mexicano de ciencia ficción “el futuro más acá”, que llegó a Lima. Los asistentes de aquella función nos reímos a carcajadas durante casi toda la película, parecíamos escolares en salida al cine. Por eso, y en comparación con las demás, “Santo vs. La Invasión de los Marcianos” es en definitiva mi número uno (y con esto pueden tener una idea de la confiabilidad de este ranking).

La película alcanza los niveles de delirio más altos que he visto en una película del Santo. Una cinta lúdica, farsesca y, desde luego, absolutamente despreocupada en términos de guión y presupuesto. Un espectáculo de entrenamiento básico, ahora prehistórico, pero destornillante. Ante la mirada de los cinéfilos de hoy, la capacidad de divertir de esta película desborda la intención de sus realizadores y su precariedad es fascinación.

“A medida que la Ciencia del Hombre avanza surge una tremenda incógnita. ¿Será nuestro planeta el único habitado por seres racionales cómo nosotros?”, con tamaña interrogante inicia el narrador esta aventura de extraterrestres. Una delegación de marcianos aterriza en Ciudad de México con el fin de forzar a los humanos a vivir en paz. Sus condiciones son categóricas: el mundo debe firmar el desarme, establecer un gobierno único y hablar la misma lengua, caso contrario toda la humanidad será desintegrada por la tecnología marciana. Interrumpen una transmisión televisiva (un cantante de rancheras) para dar su mensaje. Nadie les hace caso, posiblemente a causa de su aspecto.

Estas son las criaturas más extravagantes que, a mi juicio, Santo ha enfrentado alguna vez. Los marcianos son hombres musculosos, de melenas rubias, pantalonetas y capa plateadas, pechos al descubierto y cascos con un “tercer ojo” de donde emiten el rayo desintegrador. Sus mujeres siguen el estilo, esbeltas, cubriendo de plateado sus pechos pero destacando a toda pierna. Con habitantes como estos Marte sería un planeta gimnasio. Sin embargo, conscientes de su look estrafalario para la percepción terrícola, los marcianos deciden mutar hacia algo más “familiar”: ingresan a la Cabina Transformadora y reaparecen con la moda grecorromana.

En la primera demostración pública de su poder, los marcianos atacan un parque deportivo donde, casualmente, Santo está instruyendo a unos niños en la lucha libre. Empiezan las desapariciones y Santo les pone resistencia a fuerza de llaves. El líder de los marcianos queda admirado con su fuerza y habilidad, el objetivo ahora es capturarlo. “Esa es la clase de terrícolas que debemos llevar a nuestro planeta”.

Por lo visto, los marcianos, como Santo, gustan de resolver sus problemas mediante la lucha libre (a pesar de tener el rayo desintegrador). Pero son vencidos en el ring, fuera de él y encima de toda escenografía. No fue trabajo sencillo, Santo incluso pierde la máscara dos veces. Dominado por el poder de ensoñación de dos bellas marcianas, Santo se deja sacar la máscara para recibir mejor los besos. El espectador tendrá que conformarse con la nuca de un doble. La pierde también en el peor lugar para hacerlo, el ring. En emocionante escena, un marciano logra desamarrar su máscara. La prevención ante todo: Santo llevaba otra puesta debajo. Algunos en el público gritan “fraude”.

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Fuentes
  • Monsiváis, Carlos. Los rituales del caos (La hora de la máscara protagónica)Ediciones Era. México. 2000
  • Villoro, Juan. El Santo. La Jornada Semanal. Oct.1999
  • D.Wilt. The Films of El Santo (en inglés). Enlace
  • Peguero, Raquel. El Santo: de las salas piojo al culto planetario. La Jornada Enlace
  • El culto al héroe: Santo, el Enmascarado de Plata (documental) Enlace
  • Santo, Enmascarado de Plata. EsElx.com. Enlace


19 comentarios:

junior dijo...

Tus especiales son maravillosos!

Anónimo dijo...

Gran artículo!

Ya estoy como loco por conseguir ver alguna del Santo, de quien ya me habían hablado compañeros mexicanos :)


Sigan así.

BUDOKAN dijo...

Muy interesante el post, sobre todo porque me considero un adepto a la mitología de la lucha libre, si bien mi héroe es Blue Demon, El enmascarado de plata tiene su lado querible.

Alvaro G. Loayza dijo...

Excelente post!!! Me gustó mucho debido a la atracción que me causan tanto la lucha libre o mejor dicho el pancracio, como también las películas de serie B, dos manifestaciones de cultura popular que como nadie conjugaron en México. He visto algunas de las películas del Santo y son auténticamente hilarantes, joyas casposas de un merecido culto. Enhorabuna por el post y la invitación a leer un artículo de mi blog en torno a la lucha libre: http://el-lar.blogspot.com/2007/01/mantra-o-la-recitacin-de-el-pancracio.html
Saludos desde Bolivia!!!

Anónimo dijo...

Por mi casa, los domingos un pata vende mascaras del santo junto con fundas de la Virgen de Guadalupe. Habla, te compro una?

PeRcY dijo...

Como siempre tus especiales son geniales...

No sabia que habia tantas peliculas de este heroe popular... sera motivo de investigar, sobre todo la numero uno de tu ranking, que sabemos, debe ser tan entretenida como narras.

Saludos

Andrés Mego dijo...

Junior:
tu comentario era lo que necesita escuchar luego de la extenuante, pero placentera, tarea de escribir este especial. Gracias.

Iago:
Aqui una lista de donde escoger la peli del santo que mas te interese. Provecho.

Budokan:
Blue Demon es un personaje interesante tambien. Un luchador que hizo la mejor dupla con el Santo y que tambien protagonizo peliculas, pero no puedo alcanzar la fama del enmascarado de plata. En una proxima revision de este articulo agregare algo sobre blue demon.

Loayza:
Lei tu articulo, me hubiera gustado haberlo hecho antes. No sabia que la lucha recibi en Mexico el sonoro apodo de pancracio.

Desarmada:
querida Jeannet, desde luego quiero la mascara del Santo londinense.

Percy:
Una sesion del Santo en tu casa, comiendo tiradito y sangria con kola inglesa me haria sonreir, ahora que me es tan dificil, por tristes razones familiares.Gracias por tus elogios.

saludos a todos

Fabricio Rebatta dijo...

ví algunas películas de blue demon y el santo de niño, nunca pensé que hoy serían atractivas para alguien, realmente hay que tener una pasión muy especial para ver muchas de las películas que refieres en tu blog Andrés, saludos.

Anónimo dijo...

Realmente impresionante tu especial querido, demás está decir que me encantó...mira que aparte de ser una completa ignorante de la lucha libre, también lo soy de las películas serie B. Pero tu arte ha hecho imprescindible la necesidad de conocer algo más del –ahora me entero- héroe de mi estimado Julio. Bueno amigo, quizás ver una película de tu protagonista enmascarado sea la ocasión ideal para un reencuentro...
Besos...

Anónimo dijo...

Excepcionalmente!!

Cada que ve uno las peliculas
del Santo les encuentra uno
ese saborcito diferente
a todo predecible y atemporal,
recuerdo de niño, veia las ya
olvidadas matinees en la ciudad
y al ir de pueblo, el "estreno",
y suceso era "estreno" (5 o 10 años despues) de alguna del "santo",
aun ahi volvia a acudir,
aullabamos y aplaudiamos las
acciones del santo,
agradeciamos las leves clases
de "Piernografia" y el como tratar
como estoicos "caballeros" a las
bellas, buenas o malas.
Era aprender educacion fisica,
moral, automovilismo, ciencia
y demas al mismo tiempo.

Y cada vez se puede narrar diferente
tu reseña esta magnifica
esperemos por mas
felicidades
.

Anónimo dijo...

genial tu blog!, yo también vi “Santo vs. La Invasión de los Marcianos” en cineplanet risso, fuimos poquísimos los espectadores y los comentarios y risas se dejaban escuchar por toda la sala. me emocioné, tengo que decirlo, de volver a ver a uno de los tantos héroes que conserva uno de la infancia. la película me gustó muchísimo y creo que la razón principal es que uno vive la ficción tal cual es, todo puede pasar ahí y no hay lugar a comentarios o pensamientos "elaborados", uno se zambulle en la ficción pura, la recrea en uno mismo y la disfruta.

malditoduende dijo...

creci con las peliculas del santo, desgraciadamente cuando tuve uso de razon mi heroe ya habia fallecido, es uno de los pocos heroes que tenemos en mexico, de carne y hueso, esa figura paternal, sientes que ya lo conoces desde hace mucho tiempo,parecido a pedro infante en carisma y vigencia, gracias¡¡¡
desde fresnillo zacatecas mexico
Saludos a todos

Anónimo dijo...

Al autor de este artículo que está muy bien hecho por cierto, le he de decir que Blue Demon está a la altura del Santo en cuanto a imagen Icónica de la Lucha Libre (en relación a lo que respondió a Budokan). Ambos son referentes obligados dentro del género (deportivo y cinematográfico). Y en el aspecto estrictamente deportivo Blue Demon era notoriamente superior como luchador pues despojo al Santo del Campeonato Mundial Welter NWA. Remitiéndonos nuevamente a su imagen cinematográfica, puedo decir que ambos fueron muy taquilleros tanto así que los productores decidieron unirlos en diez peliculas compratiendo el protagónico -incluso el mismo Santo produciendo algunas de sus peliculas contratabá a Blue Demon para participar en las cintas. Tanto SAnto como Blue Demon son figuras gigantescas de este género, dificilmente se menciona a uno sin mencionar al otro, no son ni uno ni dos ambos son el número uno compartido por la jerarquía de su carrera cinematográfica, deportiva y por afecto de la gente. Ambas son las mascaras mas cotizadas de la LUcha LIbre mundial y para ser más claros y comprendan el alcance o tamaño de estos personajes. Santo-Blue Demon son comprables en su ámbito a un River-Boca. Tan queridos en México por los aficionados a la lucha libre, como en Argentina pueden serlo Gardel y Maradona. Saludos desde México.

Anónimo dijo...

Qué chido artículo, qué bien escribes. Felicidades!!

rich killer dijo...

Ricardo Cámara

Si, efectivamente en inglés o en francés hay más material del Santo que en español, yo tengo 25 peliculas del Santo, y la más lograda es la "Santo vs el Doctor Muerte" filmada en España. Aquí es un agente de la Interpol. Gracias por tu esfuerzo.

Jorge Segura dijo...

Felicitaciones por el trabajo, tanto por la información como por el estilo humoristico en el que está escrito. Sólo una pequeña observación; no estoy de acuerdo cuando dices que Santo no tenía carisma. Si no lo hubiese tenido, la máscara no hubiese trascendido por más bonita que fuera ni sería hoy un ícono de la cultura mexicana. Por otro lado, a los fans de Blue Demon, el enmascarado azul es de segundo nivel, porque en otros países no es conocido como el enmascarado de plata y jamás una película suya permaneció dos años en cartelera como si la del Santo. Tecnicamente tampoco era un gran luchador.Pero eso sí, además de su hermosa máscara ya es un personaje de la historia y mitología luchistica mexicana.

Jose dijo...

Youtube esta publicando en su sección peliculas algunos de los films del Santo aqui Santo contra el Rey del Crimen pueden ver las demás en relacionadas, salu2 y gracias por el artículo.

http://www.youtube.com/watch?v=UwkmhY49Zok&feature=watch-now-button&wide=1

Anónimo dijo...

por que al santo nunca se le paraba el pene??

Anónimo dijo...

que mamazotas las de "santo vs lainvasion delos marcianos",es launica pelicula de este luchador que me interesaria ver, ademas de sus fotonovelas. saludos desde argentina.