La marcha de Sherman

Los escritores autoreflexivos de blogs personales, los impertinentes que van por la vida cámara en mano, los adictos a la “espontaneidad” del reality show y hasta los nostálgicos que atesoran videos familiares; tienen, sin saberlo, como progenitor creativo al director Ross McElwee. Pionero en el arte de filmarse el ombligo y, a partir de ahí, reflexionar sobre el hombre y su búsqueda de sentido. “Sherman´s March” (La marcha de Sherman, 1986), su documental más representativo, es más bien un proyecto “fracasado”. McElwee quería plasmar la campaña devastadora del General W. T. Sherman, durante la Guerra Civil, contra el separatista Sur norteamericano; pero sorpresivamente antes de comenzar su novia termina con él. Deprimido, McElwee viaja de todos modos al Sur natal, siguiendo los pasos de Sherman, pero esta vez padeciendo su propia expedición por reencontrar amor.

El cinema verité surgió en los 50´s como reacción a la artificialidad del cine de Hollywood. Sus partidarios cometían documentales que eran como viajes cuyos paraderos finales no estaban previstos en ningún guión. Los mensajes eran ambiguos y el destino de los protagonistas, inconcluso. En estas condiciones, la propia vida del realizador era otro recurso válido para intentar atrapar la realidad tal cual. Concebir tal audacia no era ilusorio pues, la tecnología nuevamente disparando la expresividad del cine, ya existían cámaras ligeras y, poco después, equipos portátiles para captar sonido directo. En los setenta, el estudiante Ross McElwee se interesa por este estilo, dejando atrás su primera vocación por la escritura. Sin embargo, la expresión literaria se haría presente en sus documentales. Su gran aporte sería justamente acompañar el relato fílmico, generalmente sobre sucesos de su vida y familia, con monólogos interiores que dan cuentan de las dudas existenciales del realizador en determinado momento. Si el cinema verité utilizaba lo personal como vehículo para alcanzar una verdad que trascienda el yo, el cine de McElwee es salir a buscar una verdad que yace en lo profundo de uno mismo. De esta forma, inusitadamente, el autor actúa al mismo tiempo como registrador y sujeto. Una cámara enfocando un espejo.

¿Se puede vivir y registrar la vida al mismo tiempo? ¿Se filma lo que se vive o, en realidad, se filma para tener una vida? ¿Es factible encontrar amor, si llevamos una cámara a todas partes? “Sherman´s March” es una pequeña Odisea, donde el autor naufraga entre interrogantes sin puerto a la vista. El documental se construye en base a lo inesperado. Incluso la idea original del film, seguir los rastros de la marcha militar de Sherman, resulta alterada por un hecho fortuito (el rompimiento con la novia) que cambia radicalmente las prioridades del autor. Para otros directores un hecho como este podría justificar el abandono del proyecto, para McElwee es el desencadenante para iniciar otro. ¿Pero de qué tratará ese nuevo proyecto? Ni él mismo lo sabe, se siente tan deprimido que le vendría bien abandonar Nueva York y viajar al Sur para visitar a su familia. A ver qué pasa. Mientras tanto, la cámara va registrando lo cotidiano o derrochando película, de acuerdo a cómo se mire.

En la casa familiar todos los miran como al bicho raro de la cámara. Algunas de las muchas mujeres de su familia hablan con él, a veces con la autoconciencia de quien se incomoda al ser registrado, pero más siéndose complacidas e intigradas por aquel desventurado y su ambiguo proyecto cinematográfico. Su hermana le da un sermón mientras pasean en bote. Tiene que poner en orden su vida, conseguir una mujer con quien casarse, dejar de molestar con esa cámara. La parentela lo incentiva a que salga con las primas casanderas. Pero Ross apunta su cámara a la Luna y graba un monólogo sobre las pesadillas que lo atormentan cada vez que está angustiado. Sigue viajando por el Sur, siguiendo de alguna manera la ruta de Sherman, que incluye lugares donde transcurrió su primera juventud. Se encuentra con ex novias, con mujeres de las que estuvo enamorado pero nunca pudo tener, con ex compañeras de escuela, en fin, mujeres que tal vez lo quisieron en el pasado y ahora podrían volver a hacerlo. Una bella aspirante a actriz que vive enamorada de un actor de Hollywood; una solitaria que se echa en topless en la playa, un antiguo amor que ahora vive con pasión su amor por otro hombre, y así. Ross las acompaña por unos días, las contempla con su cámara y parte a otro lugar cuando la confusión de sus sentimientos lo impulsa. Una noche, con unos tragos encima, Ross pone la cámara y habla acerca de Sherman. Nos parece estar oyendo a un viejo amigo hablar sobre su eterno proyecto frustrado.

Ross también se topa con personajes del Sur norteamericano donde el conservadurismo es parte de la identidad. Se encuentra con gente que vive aislada esperando el Fin del Mundo en la forma de una Guerra Nuclear. Cerca de allí encuentra un monumento donde están escritos consejos para que los sobrevivientes sepan cómo reconstruir la civilización. Quizá esto también es consecuencia de la marcha de Sherman, pueblos azotados en el pasado por el poder militar de su propio país, y que en tiempos de la Guerra Fría fueron los menos optimistas acerca del destino de la humanidad.

¿Por qué resulta interesante este viaje errático donde nada nos conduce a una conclusión? A pesar de ser una película larga, dos horas y media, el interés de “Sherman´s march” no decae en ningún momento. El director se tomó más de dos años en editar todo el material que filmó en cuatro meses. Las escenas son tan especiales en su simpleza que nos convencen que hasta nuestra propia vida puede estar rodeada de maravilla. Es interesante cómo el espectador logra rápidamente empatía con el autor. Sabemos que su búsqueda de amor está condenada al fracaso por el simple hecho de andar buscándolo cámara en mano. Es imposible resistirse a sus reflexiones autocompasivas, a su vocación por el fracaso amoroso, a su inseguridad romántica, la misma atracción que ahora nos impulsa a curiosear en tantos blogs personales o en supuestos “shows de la realidad”.


Mostrar más imágenes de "Sherman´s march"











4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ultra mega raro...otra razón más para agregar este blog a favoritos, aunque ya lo tenga como tal ;)
¡Muchas gracias Andrés!

BUDOKAN dijo...

A juzgar por lo que cuentas, el tema que trata el film y sobre todo las fotos es de visionado obligado. Saludos!

Inadecuada dijo...

o sea que McElwee es mi papá?

qué posmoderno

Andrés Mego dijo...

ok, si eso de "progenitor creativo" es bastante exagerado... pero de hecho más de un hijo no reconocido debe tener...