Juguemos en el bosque

Venerado primero y maldecido después, el polaco Walerian Borowczyk era un artista de intensa imaginación. Comenzó como uno de los diseñadores más aplicados del otro lado de la cortina de hierro. Como en su país el cine venido de Occidente no tenía la obligación de ser comercial, Borowczyk y otros artistas produjeron para las marquesinas polacas los afiches de cine más vanguardistas de los que se tiene noticia. Su primera vocación dentro del cine fue en el campo de la animación. Entre Polonia y Francia, en solitario o asociado con otros artistas, construidos con técnicas como stop motion, el collage o la cámara en reverso, sus cortometrajes estaban imbuidos de surrealismo, psicología y fascinación por los objetos antiguos: las ensoñaciones de una mujer aburrida en su casa (Dom, 1958), la reconstrucción de objetos destruidos por una bomba (Renaissance, 1963) o un campo de exterminio dirigido por ángeles (Jeux des Anges, 1965). Con trabajos como aquellos, Borowczyk se ganó todos los laureles hasta que decidió incursionar en el cine de acción real. A partir de entonces recibiría la mirada despectiva de parte de la crítica y el público francés comenzaría a llamarlo “Boro” en tono pícaro.

“La bestia” es para muchos la mejor película de Boro. Es lo que imaginabas pasó entre líneas en el cuento de Caperucita y el Lobo pero que tu mamá resumía diciéndote simplemente “se la comió”. El cuento de Boro, que bebía de fuentes literarias, te aclara que allí donde una bestia posea a una bella correrán ríos de semen. En una rancia familia aristocrática venida a menos, el Marqués de la Esperanza pacta el matrimonio de su hijo Maturín con una joven y hermosa heredera inglesa. Aunque Maturín es un hombre apocado de quien se presume alguna tara física y que se complace de observar a sus caballos copular, Lucy Broadhurst y su familia han aceptado consumar la boda. Entonces Lucy y su tía visitan la mansión, rodeada de un frondoso bosque, para pasar unos días allí mientras los papeleos religiosos se resuelven. Pero como el cardenal no tiene apuro en llegar y dar su bendición a la pareja, Lucy se la pasa en una habitación tomando siestas y sintiéndose excitada por las fotografías de acoplamiento equino que Maturín dejó por ahí y en especial por el relato del Duque de Balo, un pariente descontento con el matrimonio acordado, acerca de una bella antepasada que dos siglos atrás había sido atacada por una bestia en el bosque. Lucy, con un encantador tul transparente, revolotea en la cama y fantasea con Romilda de la Esperanza y su velludo amante del siglo XVIII.

No es sorprendente que “La bestia” haya causado tremendo impacto en el público y, naturalmente, en los censores que inmediatamente afilaron sus tijeras. Un crítico la calificó de ser una mezcla de cuento de hadas, divagación freudiana y show voyerista. Y así muchos quedaron sin saber cómo reaccionar ante un film tan desafiante que graficaba de manera tan peculiar el contraste entre la ensoñación erótica y las convenciones sociales, que aludía al matrimonio convenido con una metáfora tan chocante como la fornicación de los caballos y que mezclaba el sexo y la violencia de una manera que nada tenía que ver con la reprimenda sino con la libertad de la fantasía, todo esto en un tiempo en que la violencia en el cine alcanzaba niveles nunca vistos antes.

En lo personal debo a Walerian Borowczyk o Boro haberme acercado a la más fina sensualidad visual desde tierna edad mediante aquel programa de TV, fundamental en la educación erótica de mi generación, la Serie Rosa. Programa donde la carne expuesta era poca aunque los prolegómenos eran lo suficientemente estimulantes como para que valiera la pena esperar despierto a que termine el programa deportivo que ponían antes. Boro dirigió 4 episodios de la serie entre 1986 y 1991 (“Almanaque de las direcciones de las señoritas de París”, “Experte Halima”, “El Loto de oro” y “Un tratamiento justificado”). Recuerdo que eAlmanaque” me impresionó mucho más que cualquier otro episodio de la serie. Oh, tiempos de sutileza que no volverán.

Mostrar más imágenes de "La bestia (1975)"











4 comentarios:
Como dato curioso no sé si es en almanaque o en otro episodio de la Serie Rosa que aparece una jovencísima Penélope Cruz, aunque muy casta ella eso sí.
No la...
no se si podré verla, no pude con nekromantik 2, con esto no creo
Amigo Andrés.
Esta película estaba en vhs en Chile y recuerdo haberla visto, justamente me llamó la atención que era una película de terror "rara". Pero a juzgar por la descripción de escenas que cuentas, la versión en Chile tuvo muchos cortes... los milicos y su criterio cinematográfico...
Un abrazo amigo
Eduardo Albornoz
Interesantísimo, muchas gracias!
Publicar un comentario