"Johnny got his gun" (1971) de Dalton Trumbo se salvó del olvido de la manera más inesperada. A finales de los ochenta, la banda Metallica graba una canción, "One", inspirada en esta historia y, para mayores señas, en el video clip incluye pasajes de la película. Toda una generación de adolescentes metaleros toma nota y a "Johnny tomó su fusil" lo condecoran "film de culto". No podía ser para menos, siendo el protagonista un soldado que ha perdido los brazos, las piernas, el oído y la vista. Una masa humana pensante.
La idea es perturbadora y, en teoría, posible. Sobrevivir con el mínimo de órganos vitales y encerrado en uno mismo. ¿Qué circunstancia nos puede llevar a semejante desgracia? Una guerra, naturalmente. La combinación de ambos elementos dio como resultado uno de los films antibélicos más feroces que se hayan rodado.
Basado en una novela de Trumbo, un libro casi subterráneo publicado en un momento tenso, poco antes de Pearl Harbour, el film estuvo cerca de ser dirigido nada menos que por Luis Buñuel. En los sesenta, el español estuvo interesado en llevarla al cine y hasta tenía el guión escrito. Pero Dalton Trumbo, guionista de "Espartaco", "Gun Grazy" y "Papillon" entre muchas otras, decidió debutar como director adaptando su propio libro. Nunca sabremos que habría sido de un argumento así en manos de Buñuel, probablemente Metallica no lo habría entendido.
El soldado norteamericano Joe queda terriblemente lisiado al pisar una mina durante la Primera Guerra Mundial. En la sala de operaciones, los médicos lo dan por vegetal y deciden conservarlo con fines educativos. Joe pasa las horas dopado y su rostro desfigurado está siempre cubierto. Paulatinamente, se va haciendo consciente de su horrorosa condición. Su mente despierta sólo para descubrir que ya no posee lengua, sus ojos se han ido y no es capaz de percibir sonidos, sólo vibraciones. Al principio tiene la certeza que se trata de un sueño, una pesadilla de trance al más allá. "Nadie puede estar vivo así. Esto tiene que ser un sueño" se dice. Los días pasan y las enfermeras, con las que es incapaz de comunicarse, no hacen más que inyectarle calmantes. En los momentos de lucidez, Joe intenta desesperadamente hacer contacto con el mundo exterior. Pero sus recursos son limitados, sólo puede mover la cabeza, para las enfermeras esa es la señal para aplicarle otra dosis.
Como vemos "Johnny got his gun" está llena de escenas muy potentes sin necesidad que el cuerpo mutilado de Joe sea mostrado. Sin embargo, por momentos el guión cae peligrosamente en lo alegórico por encima de lo narrativo. Ya de por sí la extrema situación de Joe puede verse como una metáfora bastante elocuente, aún así el director enfatiza algunas ideas para afilar su protesta contra la religión y el equivocado patriotismo, cómplices en conseguir más carne de cañón. Ronda también la pregunta de si es justo conservar la vida de un hombre despojado de su cuerpo.
Las drogas sumergen a Joe en una marea de recuerdos y alucinaciones. Se ve en la infancia cuando su padre le dijo que lo mejor que tenía en el mundo era una caña de pescar. Se ve con su novia, justo antes de alistarse en el ejercicio, pasando su primera noche juntos . Piensa en el sermón del sacerdote diciendo que el hombre no es carne, solamente espíritu. Y frente a la condición de Joe esta sentencia se vuelve una patraña embustera. Sueña siendo exhibido como un fenómeno por sus propios padres. Su voz llora y grita dentro de su mente, remotas sensaciones del mundo exterior comienzan a llegar, puede sentir la luz de sol cayendo solo él, aprende a diferenciar el día de la noche por la llegada de la enfermera y cuenta un año. Hasta que un día, después de un gran esfuerzo, logra hacerle saber que está consciente, que es un hombre muerto viviente.
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